Nada cabe en las horas de un día muerto,
se describe el llanto sin pensamiento fino,
deshilado
roto
desmembrado
cadáver putrefacto que besa los labios.
Todo carece de nombre,
los brazos, el torso, el sexo,
polvo
en la punta de los dedos…
[un avión hace eco en el silencio]
Son las permanencias
que rasgan la memoria,
el mañana que es otro mañana
que una mañana olvidaremos al amanecer.
Cautivos los pensamientos
muertos el adiós y el fin,
la historia se baña
en el perdón de la desmemoriada palabra.
Amor
es una grieta en los ojos
alfiler en el hipotálamo
una plegaria a la muerte
con los labios sellados.